Un grupo de científicos preocupados advirtió que el derretimiento del permafrost del Ártico podría desencadenar antiguos virus zombis y provocar una catastrófica emergencia sanitaria mundial.
“Ahora nos enfrentamos a una amenaza tangible y debemos estar preparados para afrontarla. Es tan simple como eso”, dijo a The Guardian el genetista Jean-Michel Claverie, profesor emérito de medicina y genómica en la Universidad de Aix-Marseille.
De acuerdo con los expertos ya están trabajando con la Universidad del Ártico para establecer una red de seguimiento que ayude a identificar casos de enfermedades causadas por microorganismos antiguos en una fase temprana, antes de que su propagación se salga de control.
La red también proporcionaría instalaciones de cuarentena y servicios médicos para los infectados para ayudar a minimizar un posible brote, incluida la prevención de que los pacientes contagiosos abandonen la región.
Los microbios llamados Matusalén, también conocidos como virus zombis, son capaces de permanecer viables durante decenas de miles de años encerrados en el suelo helado, que cubre casi el 20 por ciento del hemisferio norte de la Tierra.
“La parte crucial del permafrost es que es frío, oscuro y carece de oxígeno, lo cual es perfecto para preservar material biológico, se podría poner un yogur en permafrost y aún podría ser comestible 50 mil años después”, dijo Claverie.
Los científicos creen que las capas más profundas de permafrost podrían estar preservando virus que habitaron la Tierra hasta hace un millón de años, mucho antes que los ancestros más antiguos de los humanos, quienes se cree que hicieron su primera aparición en el planeta hace unos 300 mil años.
Por lo tanto, los humanos modernos no tendrían inmunidad natural contra los invasores virales prehistóricos.
“Es posible que nuestro sistema inmunológico nunca haya estado en contacto con algunos de esos microbios, y esa es otra preocupación, el escenario de que un virus desconocido que una vez infectó a un neandertal regresara hacia nosotros, aunque improbable, se ha convertido en una posibilidad real”.
La perspectiva de que virus antiguos escapen de sus prisiones heladas en las regiones más remotas de la Tierra y desencadenen una nueva pandemia global parece poco probable, pero los virólogos creen que hay al menos cierto margen de preocupación.
CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR