Fuentes fidedignas. Por: Isaias Alvarez
Solo los gobernantes débiles y faltos de aprobación buscan fortalecerse con la compañía de otros políticos, aunque sean de menor jerarquía. La finalidad es dar la impresión de que todo mundo quiere trabajar con ellos, hasta los de otros partidos. La simulación se desvanece tan pronto cae en desgracia el aliado; así ha quedado expuesto el alcalde Carlos Peña Ortiz, de Reynosa, tras la detención de la regidora Denisse Ahumada en Estados Unidos.
Un político en problemas como Carlos Peña Ortiz, con una orden de aprehensión dentro del expediente CP/0017/2021, no tenía más remedio que buscar aliados, actores políticos que lo fortalecieran, fuesen del partido que fuesen, y de ese modo recibió a Denisse Ahumada Martínez, originalmente regidora del Partido Verde.
La jugada que debería aumentar el poder político a Carlos Peña lo dejó peor, más vulnerable, más reprobado y más disminuido ante la sociedad de Reynosa. Ya se convirtió en el alcalde con menor respaldo social en la historia de esta ciudad fronteriza.
La regidora que habría de ayudarlo a mejorar su reputación como estadista fue detenida el sábado 10 de junio, con 41.7 kilos de cocaína. Agentes de la Patrulla Fronteriza encontraron la droga en su automóvil, oculta en los forros de los asientos y los espacios laterales de las puertas.
Con independencia de la situación jurídica de Denisse Ahumada, que podría o no ser culpable de tráfico de drogas, el hecho sienta un precedente del bajo perfil de muchos servidores públicos de Reynosa, incluido el alcalde Carlos Peña, y la ausencia completa de resultados que provoca esta misma falta de vocación y capacidades.
Antes de su desgracia, la regidora tuvo una relación cercana con el alcalde, relación institucional, desde luego, pero real y operativa, ya que ella provenía del Partido Verde, aliado de Morena en las elecciones pasadas. Denisse Ahumada Martínez incluso encabezó algunas comisiones decisivas en el Cabildo de Reynosa gracias al apoyo de Carlos Peña.
Durante esos meses, tuvo una participación activa en campañas municipales de diversa índole, y llegó a respaldar iniciativas del alcalde Carlos Peña. Como todo era armonía y entendimiento, se fotografiaron juntos en varias ocasiones.
Siendo Denisse falta de ideología, falta de principios y falta de lealtad, repentinamente se pasó al PAN y se convirtió en oposición de Carlos Peña por temporadas.
Pero el vínculo, la colaboración y el trato entre los dos, mientras existió, fue un hecho, y estuvo pensado para empoderar a un frágil presidente municipal como Carlos Peña.
Ahora, el nombre de Denisse Ahumada Martínez es sinónimo de vergüenza, corrupción y desprestigio. El tiro de gracia, si es que aún le quedaban esperanzas de salvar su imagen, se lo dio el presidente Andrés Manuel López Obrador, al exhibirla en su conferencia matutina del jueves 15 de junio.
En política, el personaje que cae en desgracia suele arrastrar a sus socios consigo, y es justamente lo que le está sucediendo a Luis Rene Cantú, alias el Cachorro, y a Ismael García Cabeza de Vaca. Ellos presumieron la llegada de Denisse y ahora cargan el estigma de ser aliados de “la narcotraficante”, como la llaman en redes. Pero el Cachorro e Ismael nunca han valido ni un centavo como figuras publicas, tengan o no acuerdo con la regidora.
El que tiene mucho que perder es Carlos Peña, ubicado en los últimos lugares de aprobación en el estado y objeto de críticas de los ciudadanos por sus malos resultados. Al hijo de Maki Ortiz le urge reelegirse o blindarse con alguna diputación. Pero, como aliado de una traficante, ¿cómo podría ganar una elección, siquiera interna?
Aterrorizado por la idea de quedarse incluso sin candidatura por el escándalo, el alcalde ordenó a sus colaboradores borrar de páginas y redes oficiales todas las fotos, vídeos y registros de Denisse Ahumada y su administración, incluidas las imágenes donde apareciera junto a ella. Es un borrón total de su imagen y su nombre, como si nunca hubiera existido, o como si desapareciera para siempre.
Pero la maniobra es inútil. Lo que está desapareciendo para siempre es la oportunidad de Carlos Peña para reelegirse como alcalde de Reynosa, y quizás la posibilidad de ser cualquier otra cosa. Su padrino, Adán Augusto, ya dejó la Secretaría de Gobernación, y ya no tiene quien abogue por él ante el presidente, único y absoluto dueño de Morena. Y cuando el Presidente quita a alguien de su afecto, nunca da marcha atrás.
El panorama de Carlos Peña es el más negro de todos los alcaldes morenistas ante el reto de las elecciones del 2024. Sin fuero, y con una orden de aprehensión latente, ni su mamá podrá impedir lo inevitable.