Lun. Sep 9th, 2024

Por Juan Sánchez Mendoza

Bajo el criterio de ‘que tu mano derecha no sepa lo que hace tu izquierda’, Lucía Aimé Castillo Pastor comenzó su mandato al frente de la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET) tratando de olvidar los aciagos días de penurias y lamentaciones por no tener para solventar sus gastos.

Por ello, inmediatamente que asumió el cargo antepuso sus intereses, operó y traicionó a los grupos políticos a los que juró lealtad para de forma descarada construir su propio imperio de corrupción y poder con una visión borrosa de un futuro político.

Este imperio de corrupción lo constituyó con verdaderos lobos con piel de oveja.

Son personajes del pasado reciente, con quienes comparte intereses e ideales, tanto políticos como de género.

Entre ellos, surgen: Ruth Herbert, Victoria Limas Sánchez, Lili Morado, Javier Gutiérrez, Patricio Garza Tapia, Gerardo Rodríguez, Gustavo Farach Gómez, Nohemí Barragán, Cuca Varela, Andrés Medrano y Gloria Garza, entre otros.

Debo consignar que canceló y quitó las compensaciones y contratos a los trabajadores de la educación –no así a los integrantes de su cofradía–, argumentando una revisión administrativa, provocando fuertes reclamos de manera general, porque a los muchos que les canceló el pago tenían como sostén de sus hogares solamente ese ingreso. Algo que no le importó en lo mínimo a Lucia Aimé, contradiciendo la política humanista harto pregonada por la Cuarta Transformación.

Mantuvo y ratificó en sus puestos a señalados cabecistas y/o panistas que operaron en contra del doctor Américo Villarreal Anaya a lo largo de su campaña a gobernador. Muchos de ellos, son de su círculo cercano. Como lo evidencian varios grupos políticos, que sí se la jugaron abiertamente con el ahora jefe del Ejecutivo estatal, puesto que se dicen burlados por Lucía.

Y es que ella se rodeó de un sequito de personajes que mucho roban, mienten y traicionan, siendo identificados con la corrupción y el desfalco en agravio de la SET cometidos en sexenios anteriores.

Inclusive, muchos de ellos no movieron un solo dedo para apoyar en el proselitismo al entonces candidato gubernamental de morena.

Ello provocó que se haya cuestionado al propio gobernador (sobre los nombramientos), pues no se les reconoció ningún mérito a los verdaderos morenistas y activistas comprometidos verdaderamente con él, que sí se la jugaron defendiendo su causa en un proceso electoral donde privaron tanto el terror como la persecución. Por parte del ‘cabecismo’.

Por otra parte, Castillo Pastor apoyó las aspiraciones de Naif Hamsho Ibarra para dirigir la Sección 30 del SNTE; e instruyó a los subsecretarios a mover sus estructuras en favor de ‘su candidato’, situación por la que (aún) Arnulfo Rodríguez Treviño (a la postre ganador de la elección del sindicato) ‘no la traga’.

Esto precisamente pone en entredicho la relación de la Sección 30 del magisterio con el Gobierno del estado.

Por si fuera poco, Lucía desacredito la autoridad del Gobernador ante los trabajadores de la educación el pasado mes de diciembre por no pagar los aguinaldos en el tiempo esperado por los docentes, argumentando que la ley le otorgaba hasta el día 20 de diciembre para hacerlo.

Esa temeraria declaración le acarreó momentos críticos al gobernador durante el evento donde se reconoció el triunfo de Arnulfo Rodríguez, en el salón del SARTET, pues se le cuestionó sobre el pago de la prestación a la entrada al recinto y luego hubo una la rechifla y abucheo durante el evento.

El momento fue aprovechado por el dirigente gremial para señalar que el magisterio “requiere de una docente, en la titularidad de la Secretaria de Educación”, evidenciando así su rechazo a Lucia Aimé.

Un yerro más: como operador estrella de las estructuras educativas en el estado, impuso a Patricio Garza Tapia, quien fue el vínculo para que ella apoyara las aspiraciones de Naif Hamsho por la dirigencia de la Sección 30 del SNTE.

Patricio Garza Tapia operó abierta y descaradamente a favor del PAN y de su candidato César Augusto Verástegui Ostos, por lo que su proceder al querer dirigir la estructura educativa provoca un clima de incertidumbre y decepción entre los docentes, ya que no confían en él, porque saben de su origen, sus intereses y sus traiciones.

Ha creado también Castillo Pastor, toda una red de corrupción hacia el interior de la SET y sus Organismos Descentralizados, en donde se tiene la instrucción de recolectar hasta el último centavo para su propio beneficio.

En el COBAT, cumple la instrucción Rubén Ely –con antecedentes por acoso sexual, documentados en la Fiscalía General de Justicia–, quien por cierto vende al mejor postor todos los servicios que ahí se realizan, según ha trascendido.

En la Subsecretaría de Educación Media Superior y Superior –donde Lucía Aimé impuso a Guadalupe Acosta, que es un funcionario timorato y sin capacidad de decisión–, también saca fuerte provecho con el cobro de certificados y títulos apócrifos de los colegios privados, los permisos para el funcionamiento de nuevas escuelas ‘patito’ y todo trámite, en donde haya dinero de por medio.

Nombró, Lucía, a su amiga (dicen que sentimental) Lily Morado, como coordinadora de los Organismos Públicos Descentralizados (OPD) –Cobat, Conalep, Itea, universidades tecnológicas y demás–, con la finalidad de ser ella quien ‘pase la charola’ del dinero mal habido en esas instituciones.

Pero, lo más delicado, ella ha antepuesto un discurso de confrontación entre el magisterio y la autoridad gubernamental, hablando sin medir las consecuencias de sus ocurrencias, por ser impositiva y no admitir que se le cuestione.

Además, es vengativa y visceral; su capacidad está nublada por el ego y la lujuria.

¡Ah!, pero un día sí y al siguiente también hace divulgar a través de las redes sociales actividad cotidiana, mediante acuerdos en los oscurito.

Tantos reflectores sólo le han acrecentado su vanidad. A grado tal que a la fecha crece su ilusión de ser primero diputada federal en 2024 o, en su defecto, la próxima alcaldesa de Victoria, para de ahí brincar a ‘la grande’.

Por eso, en sus bacanales –y rodeada por su sequito de aduladores–, exige que le llamen señora gobernadora.

En otra entrega les comentaré más sobre este imperio de corrupción.

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