N.R. Tomado de MILENIO
Por primera vez se muestra la correspondencia entre Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez en el libro Las cartas del Boom (Alfaguara), editado por Carlos Aguirre, Gerald Martin, Javier Munguía y Augusto Wong Campos.
Se trata de un trabajo en conjunto entre los editores Carlos Aguirre, Gerald Martin, Javier Munguía y Augusto Wong Campos.
Munguía (Hermosillo, 1983) cuenta a MILENIO detalles del libro, que recoge las misivas entre los novelistas del Boom, fechadas de 1959 a 1975.
¿Cómo nació la idea de este libro?
Fue en el marco de las tertulias de cuatro amigos de distintas generaciones y nacionalidades, lejanos en lo geográfico pero afines en el fervoroso interés por la literatura y la historia latinoamericanas. Tanto Gerald Martin como Carlos Aguirre habían consultado parte de esta correspondencia para sus libros sobre García Márquez y Vargas Llosa, respectivamente (Una vida y La ciudad de los perros. biografía de una novela). A Augusto Wong Campos se le ocurrió reunir esas y otras cartas que conocíamos en orden cronológico para permitir una nueva lectura simultánea de esos diálogos.
¿Quién pensó en publicarlas?
En principio iba a ser para nuestro propio disfrute y provecho, pero entre idas y venidas de correos y el deslumbramiento que nos produjo la lectura cronológica de esa correspondencia (207 misivas) por la cantidad de cosas nuevas que descubríamos y la manera en que iluminaba otras ya conocidas, la idea de convertir ese corpus en libro se fue tornando más imperativa. Estamos convencidos de que es un aporte sustancial tanto al conocimiento del Boom en general como de las figuras de cada uno de los cuatro autores en particular.
¿Qué aportaron las cartas de las colecciones familiares?
Cuando ya habíamos enviado la que creíamos era la versión final del libro, leímos que Emilia García Elizondo, nieta de García Márquez, había encontrado una caja con cartas de distintas personalidades recibidas por su abuelo, y que antes de entregar esas cartas al archivo de Gabo a la Universidad de Texas las expondría al público. Gracias a esa exposición pudimos recuperar e incorporar al libro, poco antes de entrar a imprenta, la hermosa carta que cierra el conjunto: una felicitación de Carlos Fuentes a su gran amigo Gabriel por sus 85 años, a la vez que el recordatorio de sus 50 años de amistad y de sus vidas inseparables. Fuentes murió dos meses después de haber escrito esa carta, fechada el 14 de marzo de 2012. Probablemente sea esa la última comunicación escrita entre los dos amigos, y entre cualquiera de los cuatro.
¿Qué se revela en ellas?
De Cortázar existe un autorretrato amplio en cinco tomos de cartas. Vargas Llosa y García Márquez escribieron sus memorias parciales, y Fuentes dejó desperdigados textos autobiográficos. A ese conjunto de relatos en primera persona se suma Las cartas del Boom, que no solo nos permite conocerlos mejor a ellos en sus distendidas, divertidas, serias, a ratos polémicas o nostálgicas comunicaciones privadas, sino también cómo fueron tomando conciencia de pertenencia a un grupo y cómo se fueron forjando, fortaleciendo y deteriorando sus relaciones. Lo que se revela es tanto que será tarea del lector elegir dónde poner el foco.
¿Se llevaban bien los cuatro escritores?
No solo eso. Como se ve en las cartas, se admiraban, se querían, se sentían muy próximos, se tenían como referencia unos de otros. Todo ello se refleja con elocuencia en el libro, lo mismo que las vicisitudes que fueron enfriando con el paso de los años algunas de esas relaciones.
El Boom siempre ha sido polémico.
Un asiduo reclamo al Boom como grupo es el de presuntamente haber «eclipsado» a otros autores y autoras que merecían tanto o más reconocimiento que ellos. Creo que esta demanda ignora que el Boom no fue un club que expidiera membresías de pertenencia. A diferencia, por ejemplo, de los posteriores McOndo o el Crack, el Boom no se anunció públicamente como grupo. Fueron los periodistas, los críticos y los lectores quienes inventaron o aceptaron la etiqueta, que, como sabemos, hizo historia. En cuanto a sus colegas escritoras, hay abundantes pruebas en las obras de los cuatro de que las admiraron sin discriminaciones de género. Es verdad que en sus cartas hay líneas, apuntes que a la luz de la conciencia que tenemos hoy sobre las desigualdades históricas entre hombres y mujeres pueden leerse como machistas. Las cartas aparecen sin censura alguna y con la conciencia de que con todo su genio literario y su calidez humana, Cortázar, Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa no dejan de ser hombres de sus sociedades y de su tiempo.
Las cartas están en el extranjero.
Los originales están en los archivos de Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa en la Universidad de Princeton, y en menor medida en el (archivo) de Gabriel García Márquez en la Universidad de Austin, en Texas. No es difícil consultarlos para los investigadores que puedan acceder a los campus de esas universidades, pero su contenido estaba vedado para el grueso de los lectores del Boom. Una de nuestras satisfacciones como editores es que con este libro las cartas quedan abiertas al público y en un orden que les permite contar mejor las historias colectivas y personales de sus autores.
¿Qué piensas de que no estén en sus países de origen?
Las obras de los grandes escritores no son solo patrimonio de sus países de origen. Es encomiable que la digitalización y la disponibilidad en línea crecientes de los archivos de distintos autores amplíe su disponibilidad. En todo caso, considero que lo más conveniente es que esos archivos permanezcan donde puedan darles los cuidados que requieren para su mejor preservación y donde cuenten con el personal calificado para atender a quienes los escudriñan.
Las cartas de Octavio Paz a Carlos Fuentes no se conocen. ¿Qué opinas al respecto?
Hemos consultado esas cartas durante la investigación para el libro. No solo esas, sino la correspondencia que los autores del Boom mantuvieron con otros escritores y con editores, intelectuales, amigos, admiradores. Muchos de esos intercambios están citados en nuestras notas al pie para dar un contexto más amplio a las cartas.
En cuanto a Octavio Paz, es uno de los autores más citados en el epistolario, de lo que da rendida cuenta nuestro índice de nombres. Los cuatro lo admiraron y fue amigo de casi todos, pese a las desavenencias políticas o personales que surgieron con el tiempo. Tenemos noticia reciente de que las cartas entre Fuentes y Paz están en proceso de edición bajo la responsabilidad de Christopher Domínguez Michael.
Munguía comenta que acaban de inaugurar un blog con materiales complementarios a Las cartas del Boom: https://blogs.uoregon.edu/lascartasdelboom
Por ahora, el libro puede adquirirse a través de Amazon México y en la tienda virtual de Gandhi.