Sáb. Oct 5th, 2024
Pablo Hiriart
Uso de Razón

La bomba contra la economía que el gobierno potencia con cada decisión equivocada va a afectar a todos los ciudadanos y se infla con dinero de los contribuyentes.

La intervención del Presidente fue el factor principal en el fracaso de la compraventa de Citibanamex: puso cuatro condiciones desde el inicio y en el momento de cerrar la operación le dio un palo al que iba comprar.

No hay certeza jurídica, el riesgo país es alto y, como advirtió el editorial institucional del Wall Street Journal este lunes, “en México lo que es tuyo puede ser del Presidente”, porque “ignora la ley para expropiar bienes cuando conviene a sus fines”.

Ahora se anuncia que el gobierno mexicano quiere comprar el banco, porque “dinero sí hay”. De concretarse, será otra erogación de miles de millones de dólares, en un gasto y operación que corresponden al sector privado.

La bomba contra la economía que el gobierno potencia con cada decisión equivocada va a afectar a todos los ciudadanos y se infla con dinero de los contribuyentes.

Dice el Presidente que el banco “es un negocio redondo”, lo cual es cierto, como también lo es fabricar coches, ropa, zapatos, lavadoras, pero no es tarea del gobierno. Además, no lo sabe hacer y son fuente de corrupción.

Esto ha pasado con Pemex en el actual sexenio: le han inyectado alrededor de 40 mil millones de dólares, entre quitas de impuestos, subsidios y transferencias directas, y sus bonos valen 42 por ciento menos que al inicio de la administración.

Dicen que están rescatando a Pemex, cuando en realidad tiran en ese pozo negro y sin fondo el dinero de los contribuyentes. Y se produce menos petróleo que al final del sexenio anterior.

Llegará el momento en que no haya dinero, y mientras más inflan la bomba el Presidente y sus aplaudidores más fuerte nos pegará el estallido.

Como ha explicado el economista y consultor Carlos Ramírez F., sólo en gasto en pensiones se gastaron 435 mil millones de pesos en el primer trimestre, y la recaudación por IVA fue de 294 mil millones de pesos en ese periodo.

El gasto en educación en el primer trimestre, en cambio, fue de 203 mil millones de pesos, en salud 139 mil millones y en inversión pública 172 mil millones.

Suenan muy bien las pensiones para adultos mayores, pero hay que fondearlas. Cuando llegó AMLO a la Presidencia ese programa costaba 40 mil millones de pesos al año, y el próximo año costará 400 mil millones de pesos.

Los economistas de este diario nos dirán de qué tamaño será la crisis que se gesta, y con sentido común uno puede hacer las cuentas.

Eso que es indispensable, el sentido común, no está presente en las decisiones que se toman en Palacio Nacional.

Casi 400 mil millones de pesos costará el Tren Maya, lo que es más de 130 por ciento adicional a lo previsto, y no reportará utilidades.

La refinería de Pemex que se construye en Dos Bocas costará arriba de 16 mil millones de dólares, más del doble de lo presupuestado.

Cancelar el aeropuerto en Texcoco (NAIM) costó 113 mil millones de pesos, más lo que falta por pagar a los tenedores de bonos de largo plazo.

La francachela del gobierno con dinero de los contribuyentes la pagaremos todos. No hay fiestas gratis. Menos si son parrandas inacabables.

Mientras se tira el dinero en actividades que deberían ser del sector privado, el gobierno desatiende, o destruye, lo fundamental de su tarea: salud, seguridad y educación.

Alguien de su corte le ha dicho al Presidente que es un magnífico economista. Y ahora, además de petrolero, ferrocarrilero, constructor y renovador de estadios de beisbol, va a ser aviador y desde anteayer le dio por que también puede ser banquero.

Todo lo anterior con dinero de los contribuyentes, con los 280 mil millones que le dejó el gobierno anterior para emergencias presupuestales, y con los 64 mil millones de pesos que le quitó a ciencia, cine, atención a desastres naturales, derechos humanos, etcétera.

Llegará el momento en que no haya dinero para cubrir los gastos del gobierno comprador y confiscador de bienes.

Ya somos, cada uno de nosotros, más pobres que al inicio del sexenio.

Apunta el economista Ramírez F., que de 2009 a 2018 el PIB per cápita de los mexicanos creció 19.2 por ciento. Y de 2018 al cierre de 2022 cayó -4.9 por ciento.

Peor aún en un país desigual como el nuestro: los pobres son más pobres (dependientes del subsidio del gobierno) y algunos ricos son más ricos gracias, en no pocos casos, a las asignaciones de obras y contratos por dedazo presidencial.

El mal manejo de la economía ha provocado que la inflación en lo que va del sexenio sea de 24.6 por ciento, contra 17.7 por ciento del gobierno de Peña Nieto… con todo y el gasolinazo.

Cuatrocientos mil millones ha dejado de captar el gobierno por subsidiar el IEPS de las gasolinas, y la inflación es más alta que con Enrique Peña.

Y ahora el Presidente quiere ser banquero. “Dinero hay”, dice.

Lo que no hay es inversión pública en infraestructura, en educación, en salud ni en medicinas.

Imposible que acabe bien esto que llaman 4T.